El Sol sonreía y hasta se podía decir que se movía.
Había mucho entusiasmo en el ambiente, porque lo imposible era posible. No se había exigido lo sobre humano, sólo la mirada del corazón se había convertido en esperanza, convicción y entusiasmo.
Sí, el entusiasmo y la creencia en las fuerzas propias, en que ninguna atadura física o moral podía detener el avance iniciado.
Y un día, pudo escribir en Kanji “No hay fin en este Mundo para ti ”, frase para sus nuevas batallas.
Ya no importa el pasado, ni el futuro de hoy día. Lo importante es el mañana. El nuevo inicio personal.
Un día el Sabio Nepalí habló a quienes lo escuchaban, y les dijo “El dolor es inevitable, pero el sufrimiento es opcional”, y eso era el Norte en su vida y las posibilidades que nuevamente vendrían en el largo camino de la Vida.
Había aprendido la lección, y por eso el entusiasmo se había convertido en una antorcha ardiendo hacia su altar.
Y también recordó que un día un trovador de la vida, un Grigori vagabundo del Mundo, citando al Iluminado, le dijo: nunca olvides que ni siquiera un Dios puede cambiar en derrota la victoria de quien se ha vencido a sí mismo. Sé optimista, Sigue Adelante.
Y el camino apareció delante de sus ojos.
Había mucho entusiasmo en el ambiente, porque lo imposible era posible. No se había exigido lo sobre humano, sólo la mirada del corazón se había convertido en esperanza, convicción y entusiasmo.
Sí, el entusiasmo y la creencia en las fuerzas propias, en que ninguna atadura física o moral podía detener el avance iniciado.
Y un día, pudo escribir en Kanji “No hay fin en este Mundo para ti ”, frase para sus nuevas batallas.
Ya no importa el pasado, ni el futuro de hoy día. Lo importante es el mañana. El nuevo inicio personal.
Un día el Sabio Nepalí habló a quienes lo escuchaban, y les dijo “El dolor es inevitable, pero el sufrimiento es opcional”, y eso era el Norte en su vida y las posibilidades que nuevamente vendrían en el largo camino de la Vida.
Había aprendido la lección, y por eso el entusiasmo se había convertido en una antorcha ardiendo hacia su altar.
Y también recordó que un día un trovador de la vida, un Grigori vagabundo del Mundo, citando al Iluminado, le dijo: nunca olvides que ni siquiera un Dios puede cambiar en derrota la victoria de quien se ha vencido a sí mismo. Sé optimista, Sigue Adelante.
Y el camino apareció delante de sus ojos.
El Sol brillaba y también bailaba. Y para ello, la música y los sonidos partían desde su corazón.
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