miércoles, 26 de marzo de 2008

Solo recuerdos


Las gotas de lluvia caían en el parabrisas.

Sonreía, porque al menos hoy día, las lágrimas del cielo no reflejaban mi estado de ánimo.

Al contrario, me sentía alegre, muy relajado manejando por la Av. Javier Prado. Mi Honda Civic era causante de tal ánimo, y la música de Bryan Adams con sus romáticas tonadas me daban más paz y tranquilidad.

No entendía porque me habia demorado tanto en cambiar de vehículo. El Mazda azul marino tenía muchas historias nocturnas y veraniegas, pero ya era tiempo de enviarlo al depósito. Su ciclo había culminado y era tiempo de invertir en un bien, algo lujoso, pero necesario para movilizarse en una ciudad como Lima, caótica y distante.

Si Lima, ha sido, es y será una ciudad de extremos.

Ir desde Barranco hacia Carabayllo, o desde La Molina hacia La Punta es tedioso, gran consumo de tiempo y ante todo frustrante por que más allá de 100 Km/hora no se puede avanzar.

Mi pequeño Mazda, aquella máquina que un día me hizo vivir la angustia y pena por atropellar a dos pequeños Fox Terrier y escuchar los improperios de su dueña y luego sus llantos ante la muerte inevitable, también me hizo sentir el Rey del Cielo cuando con él logramos llegar a tiempo para decir NO en la boda del 2007 (el nombre no puedo publicarlo, por respeto a esa mujer casada y a su familia).

Claro, llegar a tiempo y hacer el papelón del 2007, no evito la ceremonia pero al menos la conciencia y recuerdo de haber hecho algo significativo para mis sentimientos (de esos días) son un tesorito valioso en mi mente.

Pero es tiempo de despedirse del pasado y sus recuerdos.

Hoy estoy sobre una nueva "caña".

Sé que viviré otras emociones, seré conductor de nuevas vidas, tendré compañías distintas cada semana pero ante todo sentiré poder; un poder fáctico respecto a quienes me rodean, sería mi ruido personal.

lunes, 24 de marzo de 2008

Brillando


Estaba prendiendo los cuatro cirios en el Altar.

Estaba feliz porque su miedo se había ido y sentía nuevamente la presencia de EL.

Horas antes, circunstancialmente en el centro de Lima, nos habíamos encontrado con Gabriela.
Nos habíamos cruzado y sin reconocerla, pasábamos de largo.

Ella era la que nos había pasado la voz. En voz alta escuché el grito de “ NEZUMI, NEZUMI” (ratón en japonés)

La guapísima Gaby, que ahora sorprendentemente vestía traje con estola negro y blanco, era la que nos llamaba cariñosamente, era la que posaba sus ojos almendrados en dos sorprendidos “nezumis”, que estupefactos la veíamos completamente distinta de la chica veraniega de años pasados.

Gaby, o mejor dicho la hermana Gabriela, era ahora una dominica contemplativa. Era una monja. Había sentido el llamado religioso y abandonando su vida pasada, estaba ahora entregada a vivir su sueño, su ilusión, su pasión cristiana.

Y tan sorprendentemente como su presencia, habíamos almorzado juntos, frugalmente este día sábado y había salido la propuesta de que Ratín participara en la celebración del Sábado de Gloria.

Gabriela había captado su desazón y tristeza, entendiendo el motivo de su pena. Y que mejor idea que hacerlo vivir el momento de triunfo.

Se sumergió en la muerte, pero como demostración de su poderío y grandeza, resucitará, venciendo para siempre, y la Luz siempre alumbrará. Y tu le ayudarás el día de hoy – así le había hablado Gabriela a Ratín, invitándolo a participar en la ceremonia nocturna.

Sonreía, Ratín, tenía la luz en sus manos y en sus ojos. No le importaba que la ceremonia ya iba por las dos horas de duración. Estaba feliz, sentía que EL estaba vivo. Y eso lo reconfortaba mucho.

A la distancia lo observaba, mientras escuchaba las melodiosas voces de las monjas dominicas contemplativas, alababan sin cesar.

Mi corazón también estaba alegre.

Había pasado la noche oscura, la Luz de la nueva vida alumbraba nuevamente el amanecer.

El misterio de la fe, se expresaba en toda su grandeza.

La Luz del Mundo brillaba nuevamente, dentro y fuera de nuestros corazones.

jueves, 20 de marzo de 2008

Hoy Viernes

Estamos en un cuarto oscuro.

Tengo miedo – dice Ratin

No temas, no te dejes ganar por lo que no comprendes – respondo todo adulto y cínico. Cínicamente oculto que también siento miedo en esta noche oscura.

La luna al igual que en los días pasados esta siendo ocultada por las nubes del ocaso del Verano, y ensombrece más la pequeña habitación, donde ambos nos guarecemos de la lluvia otoñal de Lima.

Había querido huir de la melancolía religiosa de estos días, y que mejor que convencer a mi pequeño amigo de un “fast track”, de una vía rápida de un día para otro, para fugarnos de las sombras espirituales de la ciudad.

Pero lo que había empezado como una aventura se estaba transformando, estaba mutando a la realidad que negaba.

Miedo, tristeza, sombras, oscuridad. El mundo, hoy Viernes, está así.

No comprendo esa fuerza, ese poder que ha matado al Mundo el día de hoy.

Mi cinismo me dice que son sólo recuerdos, que la memoria colectiva asume sus historias antiguas y que por ello el Mundo se paraliza, entra en momentos de tristeza comunitaria.

Hoy murió EL, por eso tengo miedo – responde mi querido acompañante. Sí, comprendo lo que sucede y por eso me siento sólo, a pesar que estoy contigo.

El Alma del Mundo ha entrado en mí, y también siento el miedo y la tristeza de esta noche.

Yo también sé que EL no está con nosotros.

Mi huida fuera de la ciudad era para evitar el miedo. Temor que al ingresar a un templo santo no puediera ver la lamparita encendida junto al Sagrario. Al verla apagada, mi alma me dice que EL no está, que estamos solos en este día, en esta noche.

Y mi miedo en ese instante es mayor que mi pena, y ese es uno de los mayores instantes en que mi corazón sangra sin consuelo.

Has muerto por Nosotr@s, ha muerto por Ti, ha muerto por Mí.

Abrazo a mi amigo, lloro junto con él.

Estamos solos.

Hoy día, EL no está.
Hoy murió la Luz del Mundo.

Por Ti

Nuevamente te había encontrado.

No era un re encuentro porque TU nunca te fuiste de mi lado, sólo yo me había apartado.

Volvía a recordar las grandes y pequeñas cosas que me ofreciste siempre, muchas de las cuales acepté y también rechacé.

Darte las gracias es poco, no es lo que quiere mi corazón. Amarte infinitamente, imitarte, encierra mi más caro anhelo.

Como un día dijo el de Tarso: “Porque las cosas que se ven son temporales, pero las cosas que no se ven son eternas”. Mi amor es etéreo pero sólido hacia ti.

Jamás comprenderé tu poder pero sé que vivo por tu voluntad, y si un día mis rodillas doblaron por ti como expresión de amor y entrega, mi vida ya no es la misma desde ese instante.

Hoy he vuelto ha recordar el momento. Hoy he vuelto a sentirme como el día que volví a nacer de arriba.

Hoy cuando much@s te volvemos a extrañar en nuestras vidas, te agradezco que un día llegaras hacia nosotr@s.

Sólo te distes TU, nos diste la mayor lección de vida, más allá de ideologías, más allá de humanidad. Nos diste la divinidad y el tesoro del Amor.

Mi deuda contigo sigue elevada, pero soy feliz de saber que me debo a TI y que, jamás haga lo que haga llegaré a cancelarla, porque eso alentará mi camino de vida.

Vivir para TI y por TI, por siempre.

martes, 18 de marzo de 2008

Los grises

PORQUE TRABAJO, YO TOMO CON MI PLATA ¡¡¡. Se escuchó en el pequeño bus en plena Av. Arequipa.

Mi hombre, mi imagen, bajaba del bus junto a su hijo, apurado, molesto y maldiciendo, por el lento movimiento del vehículo en las céntricas calles de Lima.

Había bebido casi 6 cervezas acompañado de su hijo, reafirmando su machismo y expresándolo claramente para que todo oigan nuestra cualidad masculina, la que aún los hombres defendemos arduamente de los ataques sociales del mundo moderno.

Reafirmar valores culturales aprendidos y no aceptados socialmente es un juego peligroso. La ignorancia es muy atrevida pero no encierra consigo soberbia, sino carencias y limitaciones humanas.

Las reacciones en el bus fueron diversas. La mayoría movió la cabeza criticando el hecho de que “uno” expresara lo que le daba poder de satisfacer su deseo; el resto era indiferente a lo acontecido, estaban encerrados en su burbuja de mp3, de teléfonos móviles, sin darse cuenta de la realidad circundante.

Yo si miraba a mi hombre, y entendía la necesidad de reafirmar la identidad masculina en un mundo ecléctico, mutable, en el que las imágenes de los hombres “grises” busca ser reemplazada por íconos metro sexuales, por la cultura gay, por un mundo de “equidad”, desconociendo que por naturaleza no se podrá negar la identidad social y cultural de hombres y mujeres en caminos distintos pero con un solo fin: la continuación de la especie.

Ambos se alejaban caminando.


Dentro del bus, los seguía con la mirada.

Mis pensamientos iban con el Padre, mi Padre antiguo.

lunes, 17 de marzo de 2008

El ojo falso

El momento era propicio para los planes previstos. Oportunidad, optimismo y ante todo expectativas habían surgido este último fin de semana de Verano.

Estos dos días bastante calurosos habían sido muy gratos. Manejando hasta las playas de Paracas, comiendo frutos marinos, helados, bebidas y, ante todo, una alegre compañía habían logrado disipar las dudas existenciales, no sólo para poder dar la cara a los nuevos retos familiares sino también, esperanza para asumir las cargas no afrontadas del pasado.

Pero la esperanza es una nube difusa.
No había podido ser como en la ocasión anterior.
Esta vez había retrocedido e incumplido la promesa. No podría decirse que mis actos iban con el lenguaje de mi mirada.

Quizás faltó mayor coraje y no hacer lo que se me pidió evitar. Quizás fue olvido también, o haber retomado la senda del ayer en donde la importancia de las cosas tenían el valor que les daba según mi humor o interés del momento.

Pero las cartas ya estaban sobre la mesa. Y mi mano de pokér no podría ser la ganadora en esta ocasión.

Podría hallar una solución ingeniosa, brillante pero ladina. Un ardid nuevamente.

Volver a ser Dolos, un daimón saliente de la caja de Pandora, luego de haber curado el pasado vergonzante, no era una alternativa tan atractiva como en el pasado.

Si, era el momento propicio para optar por un camino.
Habia que caminar ( ¿cambiar? )nuevamente.

miércoles, 12 de marzo de 2008

Ser para otros


Son las 7.35 y tomo el nuevo bus para mujeres.

Stoy por el Ovalo Balta, saliendo de Barranco, donde acaba de inaugurarse este nuevo servicio para nosotras.

Creo qe es una manera de poder evitar las mañoserías y tocamientos que muchos hombres, aprovechando que los buses se repletan de pasajeros se acercan y se pegan a las mujeres.

Respiro tranquila. En el bus viajamos como 30 personas. Todas mujeres, todas en silencio, leyendo o co audífonos de los teléfonos móviles o MP3 (muy pocas tienen un Iphone, y me da un poco de verguenza que se vea el mío).


Todas ensimismadas en nuestro mundo, en las personas cercanas a nosotras: familia, amistades, etc.. Ensimismadas en nuestros pensamientos, pero de reojo viendo a tal o cual secretaria con un color de cabello muy claro a pesar del soleado día miercoles. O qizas viendo la bonita pulsera de la maldita regia que sujeta a la baranda del pasillo, luce en su muñeca izquierda.

Secretarias, profesionales, estudiantes, todas estamos reunidas en este pequeño espacio femenino, como una burbuja móvil que pasa paradero tras paradero, impidiendo que otras personas - hombres - aborden "nuestro" bus. No niego qe mi primera impresión fue de alegrarme saber que ya no tenía que estar tan a la defensiva en un bus público. pero luego me pregunto: ¿donde vivimos? ¿en una sociedad sólo de mujeres? ¿así podemos convivir? ¿sólo buses para mujeres soluciona el problema de las mujeres tocadas por hombres?

¿ Porqué pensamos así las mujeres? ¿ Porqué aún en cosas que tanto nos perjudican podemos "ser para otros"?..¿Me entiendes?...¿porqué vivimos para los "otros", porqué hacemos cosas por "ellos" ?
Ya llego a mi paradero. Stamos en Paseo de la República con Angamos.



jueves, 6 de marzo de 2008

Una caída mas

La caída había sido estrepitosa con un sonido lastimero, pero luego la sonrisa se dibujó en mi rostro al saber lo que había logrado.

He entendido que muchas veces suceden cosas inesperadas no sólo para enseñarnos sino también para poder reírnos de nuestras limitaciones y creencias.

El espejo estaba roto en muchos pedazos, pero ni mis manos ni el rostro mostraban alguna señal de cortaduras. ¡ Que suerte tuve¡¡¡

Corrí para contestar rápidamente el teléfono que timbraba, y en ese momento ocurrió que tropecé y caí aparatosamente chocando con el pequeño espejo del Centenario de Mickey Mouse.

Me sorprendió mucho la caída, pero más fue ver primero tu sonrisa sarcástica, y que luego se convirtió en reproche al ver que tu regalo de Disney World se había esfumado.

Y había logrado algo que mucho tiempo esperé. Un gesto, un movimiento tuyo, un “clic” a la vida.

Sonreí con el corazón, con la mirada, con mi rostro pálido. Por fin, luego de muchos meses, semanas, minutos, casi 2,600 días después de esa fatídica tarde volvías a expresarte y entender lo que ocurría a tu alrededor.

Nuevamente estabas Viva, pequeña Gabriela.