Una sonrisa es un momento eterno de complacencia recibida del Cielo.
Cuando sonries, no sólo tu cuerpo expresa el sentimiento de tu corazón y del Alma, sino tambien eres parte de vitalidad que recorre el Mundo por todos los canales posibles: el aire, la tierra, el mar, las fragancias y todo lo inmaterial que nos rodea.
El reflejo de la sonrisa se transmite a través del brillo de los ojos, que como un vehículo de combustible inagotable recorre todo tu ser y se traslada hacia quienes rodeas.
Sólo basta una sonrisa para que la bondad trate de salir del encierro egoísta a la cual confinamos en muchos instantes de nuestra vida. Nuestra Alma en ese instante es parte del sueño divino, de la esencia reponedora de la comunión entre el Cielo y la Tierra.
Somos seres humanos, pero nuestra esencia es divina. La sonrisa es la llave que podemos usar cuando queremos que nuestra Alma sea parte del Camino de Paz.
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