lunes, 2 de junio de 2008

Las señales de las sombras


Y cómo te fue “Chester”, con una sonrisa le dirigí la pregunta a Ratín.
Bien me dijo, pero no me digas “Chester”.

Jajaja - solté la carcajada- disculpa pero es que me resulta muy gracioso como tus amigos muy pronto te buscaron un sobrenombre por lo de tus brackets.
Sí, son terribles mis compañeros.

Pero olvidemos ello, y quiero pedirte que para la próxima vez me aconsejes mejor, ya que me dijiste que eras un experimentado montañero- habló en un tono medio fastidiado mi pequeño amigo.
¿ Uhmmm ? – Qué paso? - le pregunté intrigado.

Bueno resulta, que el viaje a la sierra de Lima, te olvidaste comentarme que cuando llega la noche en lugares desolados las sombras cobran vida, y forman muchas figuras extrañas. No me comentaste aquello ni me aconsejaste que llevara una linterna.

Jajaja – volví a reír, al ver su rostro normalmente impávido, reluciente y con ojitos intranquilos al recordar sus dos noches pasadas durmiendo bajo las estrellas en el viaje de su currícula escolar.

Si es cierto, todo en el Mundo tiene movimiento y hay un Alma que cobra diversas formas, figuras y presencias en las noches de luna llena como la de los días pasados.

Pero esas sombras no son maléficas, son sólo parte del Mundo que transitan por los espacios, y dichosas las personas que las pueden ver, entenderlas y aprender de ellas. No les tengas miedo sino trata de recordar el rostro que te mostraron – le comente para tranquilizarlo.

Vi la sombra de un caballo, que se movía y se detenía – me dijo con sus ojos chispeantes.

Un caballo. Que figura interesante. Es un animal poderoso, de avanzada, que siempre va para delante.

Considera que esa sombra nocturna en forma de caballo, es como el camino que debes seguir, siempre para adelante, con tus ideas, con tus sueños, con tu propia manera de avanzar pero también recuerda siempre que el caballo se detiene luego que avanza, para respirar, tomar aire, mirar su camino.

Aprende del caballo, ten seguridad pero también mucha fuerza – proseguí hablándole.

Sentí que sus ojos temerosos, ahora tenían una luz diferente al explicarle que las visiones nocturnas tenían un significado, que no sólo las estrellas nos cuentan las historias del Mundo ni que las nubes llevan escritas los relatos de épocas remotas, sino que las sombras también nos hablan con otro lenguaje, pero comprensible si las miramos con la luz del Alma.

También ví otras sombras y colores – se entusiasmó mi compañero de confiarme.

Dime cuáles eran – y empezó a contarme lo que había visto.

El Alma del Mundo a mi pequeño amigo se le había presentado a muy temprana edad. Una razón muy poderosa existía para ello.

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